lunes, 28 de febrero de 2011

Dinámica para discutir las explicaciones frente a los testimonios

EXPLICACIONES
TESTIMONIOS
Desarrollo y maduración sexual: “convivir con adolescentes en efervescencia hormonal acarrea con frecuencia crisis familiares; broncas, desconfianza, preocupación”; “las relaciones que se establecen a partir de la pubertad varían mucho, dependiendo de cómo sean los padres y de la educación que hayan recibido los jóvenes”; “en esta edad, la biología tiene el control del sujeto y el cuerpo está siendo reconstruido constantemente”; “el desarrollo físico se da más rápido que el emocional”.
“Me da vergüenza hablar de sexo con mis padres”; “vivo con mi madre porque mis padres están divorciados y a ella le cuento todo, hasta cosas de sexo. A veces se escandaliza, pero es muy comprensiva”; “el vello púbico es una cosa  horrible”; “no tengo cadera aún, se supone que me crecerá y no estoy segura de que eso me guste”; “no quiero tener periodos menstruales porque cambia tu estado de ánimo, de ninguna manera me agrada la idea de tenerlos, me gustaría que esto pasara rápido”; “no me gusta tener erecciones en clase y cada vez las tengo con más frecuencia”.
Familia: “Muchos padres reconocen no saber cómo manejar a los adolescentes. Sin embargo, la familia sigue siendo importante para ellos (...) ha habido un par de generaciones que, como reacción a su infancia en un contexto represivo, han preferido ser padres en exceso permisivos (...) se ha pasado del autoritarismo a dejarles hacer lo que quieran por temor a frustrarlos, hasta llegar al actual vacío de normas. El caso es que a partir de los 12 o 13 años puede empezar a resultar difícil vivir con los propios hijos”.
“Las relaciones con mis padres son muy buenas, son bastante tolerantes; puedo hablar de casi todo con ellos, claro que hay cosas íntimas que casi no les cuento”; “por lo que más discuto con ellos es por las calificaciones”; “ellos me exigen más, supongo que es su obligación conseguir que nos esforcemos”; “en el fondo creo que es bueno que los padres nos orienten, que pongan límites, porque algunos chicos corren el riesgo de desviarse”; “yo no les cuento casi nada porque sé que no les gustaría lo que hago, no tengo confianza”; “con los padres hay temas  intocables, una cosa es un padre y otra un amigo”.
Identidad y desarrollo físico: “A estas edades el aspecto personal adquiere una importancia desmesurada. Los adolescentes se comportan como el tipo perfecto de los medios de comunicación y aunque sostienen que no les afecta, son muy vulnerables; no es extraño que se sientan frustrados, que no les guste su cuerpo, que se depriman. Aumentan los desórdenes alimenticios con altos porcentajes de anorexia y bulimia”; “ser adulto significa más que tener un cuerpo maduro, representa responsabilidad de los propios actos”.
“Claro que cuidamos nuestra imagen, ¿quién no?”; “reconozco que me miro mucho al espejo, me gusta ver la imagen que doy: admiro a quien tiene un cuerpo perfecto”; “me influye mucho lo que piensen los demás”; “todas decimos que nos da igual, pero cuando vas a la tienda y no encuentras tu talla te sientes muy mal”; “si pudiera, me cambiaría las caderas y la tripa”; “hay que estar muy avispado, porque si acabas identificado con un modelo puedes caer en la anorexia”; “mi mayor miedo es hacerme responsable de mí misma y eso es algo que me concierne a mí”.
Relaciones sociales: “Los adolescentes de hoy protestan porque muchos adultos los miran como delincuentes; no todos toman drogas o se comportan de manera violenta (...) hay un nivel de violencia propiciado porque no les han puesto límites, no han recibido una educación en responsabilidad (...) ha aumentado el fracaso escolar y ahora los adolescentes alardean de sus materias reprobadas como si fueran medallas (...) Hay un debate sobre la eficacia de medidas represivas contra los jóvenes, pero no servirán de nada porque las diferentes prácticas de los jóvenes no tienen tanto que ver con el deseo de consumir sustancias adictivas como con la necesidad que sienten de estar juntos y comunicarse (...) Los adolescentes están dispuestos a experimentar de todo, les cuesta distinguir la frontera entre lo real y lo irreal y, así, todos los estimulantes son bien recibidos”.
“Los adultos nos miran como delincuentes y drogadictos, en verdad muchos fuman y beben y algunos se meten de todo, pero eso es porque los de 14 años quieren ser como los de 16, y los de 16 como los de 18 años”; “drogas hay en todas partes (...) muchos empiezan por probar alcohol hasta llegar a la coca: si tienes dinero es facilísimo”; “no piensas si eso puede ser malo a largo plazo, sino en pasarla bien cuando sales y alguno se pasa. Me da rabia que los mayores piensen que porque uno fume un toque, es drogadicto”; “mucha gente de nuestra edad vive de una manera muy falsa y por eso quieren consumir drogas, para evadirse”; “yo no fumo ni bebo, y a veces me siento un bicho raro porque a mi alrededor casi todo el mundo lo hace”; “las campañas contra las adicciones son absurdas, al gobierno le gustaría que pasáramos la noche en un deportivo, pero que no cuenten conmigo, lo que nos gusta es la música, el ambiente”; “habría que cuestionar a los adultos que salen de trabajar y toman mucha cerveza y nadie les dice nada”.

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